Conoce a Lidia Portal, la activista que lidera el body positive en el Perú

Frente a una cultura basada en el físico y la delgadez, Lidia Portal redefine lo que es belleza centrándose en el verdadero autocuidado. Desde una creciente plataforma en redes sociales, un podcast y aparición en campañas basadas en la diversidad, Lidia es la representante peruana de un movimiento que toma como bandera la belleza de todos los cuerpos. Conversamos con Lidia sobre las ideas erróneas detrás del body positive, la sexualización de las mujeres de talla grande y lo que realmente resulta representativo para su comunidad. 

Por Cayetano García

Nuestro cuerpo es un templo. Sin embargo, la manera en la que llevamos nuestra propia corporalidad parece ser un asunto en la boca de todos. El movimiento del body positivity ha dado pasos importantes en la lucha del verdadero autocuidado, y de representación de los cuerpos en todas sus formas, colores y tamaños. Pasarelas con modelos de tallas grandes o campañas centradas en la diversidad han dado grandes frutos, no solo a nivel de industria, sino a nivel social. Pero, ¿qué está sucediendo en nuestro país? Esta diversidad que llevamos como emblema nacional es la que busca realzar la activista y modelo peruana Lidia Portal. 

Actualmente, Lidia es una de las activistas más trascendentes en el movimiento del body positivity en el Perú. Con una audiencia fiel a sus reflexiones, talleres de maquillaje y participación en campañas basadas en diversidad, Lidia busca redefinir lo que es realmente representativo para las mujeres de tallas grandes. “Siempre he sido la típica gorda graciosa. Me representa, pero era insegura. Tenía una coraza muy fuerte hacia mi persona, para protegerse de otros. No era la chiquita bonita del salón. Tenía que lidiar a diario con gustarme; verme al espejo y decir ‘esto es lo que soy’”, menciona la activista. Con una personalidad vibrante y un lenguaje característicamente directo, es difícil imaginarse a una Lidia sin esa seguridad que la distingue. 

La obesidad es una enfermedad que a la larga mata. Nosotras no fomentamos que la gente siga teniendo un estilo de vida dañino, sino, alentamos que estas personas se miren al espejo y sepan que, si bien para mañana no van a perder esos 50 kilos, van a tener que lidiar con lo que tienen ahora y aceptarse como son hoy. Ponerse a trabajar en su salud, pero aceptándose primero.

Al igual que ella, muchas niñas crecen con frases que satanizan el cuerpo que llevan y fijan en su imaginario ideales de belleza tóxicos e imposibles. A través de los años, la definición de “belleza” para Lidia ha evolucionado en lo que es hoy. Fue en un curso de automaquillaje en donde evidenció el potencial detrás de verse a sí mismo de otra manera.  “Yo tenía 23 años y me metí a un curso de automaquillaje sin saber que era un curso para convertirme en una maquilladora profesional. Me apasioné inmediatamente porque vi una versión nueva de Lidia. Antes no me gustaba que me vean porque tenía vergüenza de lo que opinara la gente de mi”, recuerda Lidia. Para ella, independientemente de ser un actividad artística o de vanidad, el maquillaje permitió que pueda apreciar una nueva definición de belleza individual que estaba escondida detrás de estas frases e ideales.

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Aproximadamente, el 91% de las mujeres se encuentran infelices o recurren a dietas alternativas para llegar a un ‘cuerpo ideal’. “Las mujeres de tallas grandes nos abandonamos, nos olvidamos de nosotras mismas porque no nos sentimos identificadas con nada. Puedo ver un maniquí con mujeres que no son de mi cuerpo, y no me veo ahí”, comenta la también modelo, quien es fiel creyente de que existe un camino largo por recorrer dentro de los medios de comunicación y publicidad en cuanto a representación.

Hace algunos años, considerar poner a una modelo de tallas grandes junto a otras más delgadas en una pasarela sería motivo de burlas o una simple utopía. Sin embargo, la presencia de activistas y modelos como Lidia ha puesto de cabeza la etiqueta de “modelo” dentro de la industria. Y para bien. “Yo misma lo hubiera pensado meses atrás. Una modelo era sólo una talla estándar. Pero empecé a meterme a revistas europeas y descubrí modelos de tallas grandes, porque acá teníamos una publicidad muy gringa. La gente no se identifica y no se identificará si no hay un cambio real”, comenta Lidia. En las semanas de moda de todo el mundo, los espectadores esperaron la presencia de diversidad de cuerpos en el cast final de las pasarelas. Directores creativos de las casas de moda más importantes del mundo, como Donatella Versace y Kim Jones, han puesto a conocimiento público su compromiso con un diseño inclusivo en el que, cómo lo define Lidia Portal, “ganamos todos. Pues, no hay nada más bonito que ver la belleza en personas que te identifican de verdad”.

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No obstante, existen muchas ideas equivocadas sobre lo que realmente busca el body positivity, sólo basta ver los comentarios de alguna publicación de Lidia. Muchos detractores de este movimiento lo tildan de tratarse de una celebración a la obesidad o una oda a un estilo de vida no saludable. Sin embargo, los fundamentos detrás de la lucha de activistas como Lidia van de la mano con una visión que incentiva el autocuidado desde un tiempo presente. “La obesidad es una enfermedad que a la larga mata. Nosotras no fomentamos que la gente siga teniendo un estilo de vida dañino, sino, alentamos que estas personas se miren al espejo y sepan que, si bien para mañana no van a perder esos 50 kilos, van a tener que lidiar con lo que tienen ahora y aceptarse como son hoy. Ponerse a trabajar en su salud, pero aceptándose primero”, explica Lidia. Esta es una perspectiva que contrasta con la positividad tóxica implantada por otras influencers que ignoran el lado psicológico de la corporalidad, centrándose en un mero ideal de delgadez. “La gente es muy gordofóbica, sólo por estar subida de peso no estoy incentivando la obesidad. ¿Qué quieren? ¿Que me tape, me esconda y no hable?”.

Lidia le dice que no, a todas esos pedidos y motivada por iniciativas como las de Rihanna en su show de lencería, comienza a tocar un tema que para ella llegó a ser tabú por muchísimo tiempo: la sexualidad de mujeres como ella. Acatando las medidas de seguridad sanitaria y sin poder hacer mucho al respecto, Lidia lanzó un podcast reconocido en más de 10 países llamado “FATSEXUAL”. Una colección de monólogos dirigidos a quienes quieran un espacio para hablar sobre las inseguridades y complejos en la intimidad. “Una gorda sexual, por eso lo llamé así. Fue súper cómico porque empecé a hacer historias sobre mis experiencias en relaciones sexuales como una persona de talla grande. Pero me topé con chicas de talla estándar con las mismas inseguridades. Supe que hablar sobre sexualidad femenina en esta coyuntura era muy necesario”.

He sido gorda desde muy niña, sé qué es vivir con mensajes inapropiados desde casa. En casa aprendes a tener correa. Hay gente que no puede, y esos comentarios las lastiman de lo más profundo. No tienen la seguridad bien puesta y yo quiero que mi comunidad llegue a tenerla.

Previa a esta entrevista, Lidia realizó una transmisión en vivo para su comunidad en la que denunciaba el maltrato y humillación de un paupérrimo programa de señal abierta que invitó a las participantes de un concurso de belleza de la comunidad de tallas grandes. Esa noche, el conductor sexualizó y señaló despectivamente los cuerpos de las mujeres invitadas, muchas de ellas cercanas a Lidia. Para la activista, dentro de los espacios en donde debería reinar la celebración de la diversidad, se opone otro gran obstáculo: la misoginia en la sexualización de los cuerpos. “Estos concursos no están teniendo el impacto positivo que tienen que tener. Se nos sexualiza en la televisión y los mismos productores crean más inseguridades sobre nuestra apariencia. No quiero ir a un canal para que me humillen”, comenta con frustración Lidia. 

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Lidia se considera una persona maternal; característica evidenciada en cómo llega a conectar con su comunidad. Con una actitud imponente, la activista no tiene miedo de señalar lo que se encuentra obstaculizando el movimiento que lidera. “He sido gorda desde muy niña, sé qué es vivir con mensajes inapropiados desde casa. En casa aprendes a tener correa. Hay gente que no puede, y esos comentarios las lastiman de lo más profundo. No tienen la seguridad bien puesta y yo quiero que mi comunidad llegue a tenerla. Quiero que las chicas que me sigan entiendan que si se puede lograr cosas importantes más allá de las apariencias físicas. No hay nada más bonito que las mujeres luchen por convicciones y que hablen”, explica Lidia. 

Hace algunos años, Lidia embarcó este viaje haciendo una campaña titulada “¿Para qué está hecho tu cuerpo?” con el objetivo de comunicar lo perfectamente imperfecto que es el cuerpo de las mujeres que observaban el video. Para ella, esto significó un cambio de chip que permite ver la esencia de una persona primero, que lo que presenta físicamente. “Todos somos completamente diferentes, una esencia diferente que brindar, enseñar y admirar. ¿Por qué no? ¿Por qué no incluir a todo tipo de personas que pasan lo mismo que todos?”, se cuestiona Lidia. La creciente comunidad de mujeres que encuentran un mensaje de aliento y valentía en el contenido de Lidia demuestra lo muy necesario que es el body positive  en el Perú.

Frente a una cultura que basa sus juicios en lo exterior, el activismo de Lidia Portal pone una actitud imponente de autocuidado de muchas mujeres. En donde aceptarse desde el primer instante es más importante que una simple dieta.

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