“Un diseño hermoso contribuye a una vida hermosa” fue el lema de Charles Lewis Tiffany, un empresario cuya pasión era la de conseguir las gemas más extraordinarias y poco comunes del mundo, para luego convertirse con Tiffany & Co en la firma que ha diseñado joyas capturando el espíritu de cada momento, y la cual nos ha acompañado con sus diseños y creaciones a lo largo de 185 años de historia.
Por Sharon Cadillo
Un legado de diseño y creatividad
Bautizado por la prensa como el “rey de los diamantes”, Charles Lewis Tiffany y John B.Young fundaron la empresa en la ciudad de Nueva York en 1837 como un emporio de papelería y artículos de lujo. Ubicado en el bajo Manhattan, su negocio se basaba en la venta de artículos de papelería de gran calidad.
En 1840, Charles adquirió joyas pertenecientes a la aristocracia francesa, logrando que este acontecimiento marque la primera llegada de piedras preciosas a Estados Unidos. Fue entonces que a partir de 1853 la empresa se centraría solo en artículos de joyería, un negocio en el que pronto se convertiría en un referente a nivel mundial.
Tiffany fue la primera empresa en Estados Unidos en crear una escuela de diseño. Su taller de platería alentó a los aprendices a observar y bocetar la naturaleza. La firma también fue la primera marca encargada de diseñar y crear el primero trofeo del Super Bowl.
En 1886, realizaron su gran contribución al mundo de la joyería porque fue el año en que diseñaron, presentaron y patentaron el Tiffany Setting, el icónico anillo de compromiso que establecieron como símbolo de amor y que conocemos hoy como ‘el diamante perfecto’
En 1902, con la muerte de Charles Lewis Tiffany, Louis Comfort Tiffany, hijo del fundador, se convirtió en el primer director de diseño de la marca. Representante del movimiento Art Noveau, fue quién introdujo la ‘joyería artística’ diseñando piezas basadas en la naturaleza y las formas orgánicas.
Las piezas Tiffany son especiales no solo porque se basan en materiales exclusivos de gran lujo, sino también por la narrativa que está siempre presente en cada una de sus colecciones: desde la extravagancia de la década de 1920, pasando por el modernismo de 1930, hasta la era aerodinámica de los años 1940 y 1950.
Su mítica caja azul, color de la cáscara de huevo del petirrojo americano, más conocido como el Azul Tiffany, es una de las señas de identidad de la marca y un auténtico símbolo registrado en el Pantone #1837, año de su fundación.
Sus escaparates son ícono de lujo y forman parte de la historia del cine, como en la película “Breakfast At Tifanny’s”, un film que adaptaba la novela de Truman Capote de título homónimo rodado en 1961, y en la que Audrey Hepburn se detenía cada mañana frente a la tienda que Tiffany posee en la Quinta Avenida y la calle 57 en Manhattan, para deleitar cuerpo y alma a base de croissants y diamantes.
Los Joyeros de Tiffany
1956: JEAN SCHUMBERGER
Comenzó su carrera en los años 30 como diseñador de bisutería para la renombrada modista Elsa Schiaparelli. Inspirado en la naturaleza, centrándose especialmente en los pájaros, flores y animales de la fauna marina, creó la mayoría de joyas del siglo XX de la firma. Schulemberger demostró que las joyas podían ser divertidas, modernas y ponibles durante el día, y no solo ser reservadas para la noche. La imaginación de Jean fue la encargada de montar el famoso diamante amarillo de Tiffany colocando un pájaro de pie y arriba de la piedra de 128 quilates.
1974: ELSA PERETTI
Filántropa, ex modelo de moda y visionaria del diseño, se unió a Tifanny con un contrato para diseñar joyas de plata. Su llegada a la firma marcó una revolución en el diseño de la joyería. Inspirada en la naturaleza, sus piezas esculturales de plata poseían un estética sensual nunca antes vista. Elsa trajo su sensibilidad moderna a las joyas y cambió el estilo de la mujer al llevarlas. Algunas de sus colecciones más icónicas incluyen Bean design, los brazaletes Bone, Open Heart y Diamons by the Yard.
1980: PALOMA PICASSO
Hija de los artistas Pablo Picasso y Francoise Gilot, estuvo rodeada de arte desde su infancia. Pionera en la tendencia de usar llamativas gemas de colores, creo joyas que usaban grandes y coloridas piedras con montajes atrevidos. Paloma diseñó colecciones que se caracterizaban por su indiscutible originalidad, exuberantes diseños y estilo influyente, como las de Olive Leaf, Graffiti, Loving Heart y Sugar Stacks.
El legendario diamante
Además del Azul Tiffany la marca tiene otro gran símbolo descubierto en 1887 en las minas de Kimberley en Sudáfrica, un diamante en bruto de 287,42 quilates que Charles compró para enviarlo a París y pasarlo a 128,54 quilates. Tras este suceso el diamante recibe el nombre de Tiffany Yellow Diamond, convirtiéndose en uno de los diamantes amarillos más grandes y finos del mundo, y que no está a la venta.
La piedra preciosa yace eternamente suspendida en un collar de diamantes blancos y solo ha sido portado por 4 mujeres a lo largo de la historia. La primera fue la actriz Mary Crocker Alexander Whitehouse que lució el diamante en un baile organizado por la firma en 1957. La segunda fue Audrey Hepburn en 1961, musa de Hubert de Givenchy, quien lo llevó únicamente para una sesión de fotos promocionales de la película “Breakfast At Tifanny’s”. La tercera en lucirlo fue Lady Gaga, con el diamante apareciendo por primera vez en la alfombra roja de los Oscar en el 2019. La última mujer de la lista fue Beyoncé, quién protagonizó junto a su esposo Jay-Z la campaña de la firma titulada “About Love” en donde llevó el icónico diamante amarillo durante el cortometraje.
La firma y el legado de Tiffany representan la creatividad, la pasión, el optimismo y la individualidad, en un mundo cautivador y bellamente inesperado que solo se pueden encontrar en el universo de la cajita azul.