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Motivados por la autenticidad y el autodescubrimiento, Freider Galindo, Paloma Paucar y Salandela nos cuentan sus propias historias de amor. Desde romper barreras en el modelaje, enamorarse del arte del tatuaje y explorar una personalidad online, estas tres historias redefinen los conceptos del amor en la actualidad poniéndose a ellos mismos como centro.
Freider, Paloma y Salan protagonizan una editorial que tiene al tacto como elemento principal, en donde reflexionan sobre las maneras en las que podemos definir y contar nuestra experiencia con el amor. Cada una de las historias se potencian con la última colección de H&M: “Innovation Story Cherish Waste”, con diseños románticos confeccionados con desechos recuperados.
Texto y entrevista: Cayetano García
Talentos: Paloma Paucar, Freider Galindo y Salandela
Producción: LATEX Magazine
El ser humano vive una incesante búsqueda para definir el complejo concepto del amor. Amar es lo que más humanos nos hace. A su vez, es el estado emocional que más difícil nos resulta poner en palabras. Una buena historia de amor puede dejar atrás las estereotípicas frases románticas y simplificarse al amor real hacia nosotros mismos. Freider Galindo, Paloma Paucar y Salandela son tres talentos que redefinen lo que es el amor en el 2022 con historias basadas en la autenticidad y la identidad.
FREIDER GALINDO, MODELO
En Venezuela muy pocos conocen lo que es el vitiligo. No todos me van a ver de la misma manera; pero al igual que lo hice yo, eso va a ir cambiando. Estoy agradecido por dónde estoy ahora; me siento bien tal y cómo soy.
“Lo que más amo de mí es mi afrodescendencia y el vitiligo”, afirma Freider en un primer instante. Sin embargo, confiesa que ese amor no siempre estuvo ahí. En secundaria, el relieve de su piel se tornó distinta y, a punta de señalaciones de sus compañeros de escuela, Freider construyó su autenticidad llevando el vitiligo como su capa y espada.
Hoy en día, el joven venezolano se posiciona como uno de los primeros modelos con vitiligo en la escena peruana y pese a su corta edad, asume el reto con mucho orgullo. Para él, el vitiligo protagoniza una historia de amor que crece en su paso como modelo frente a las cámaras.
Freider creció en un pequeño pueblo de Venezuela, donde trabajó y estudió desde pequeño debido a la situación económica de su familia. Hace tres años, migró hacia Lima en búsqueda de oportunidades laborales. Lo que encontró en el Perú fue una nueva mirada hacia su piel. “Jamás pensé en volverme modelo. En Venezuela muy pocos conocen lo que es el vitiligo. Las personas me hacían preguntas a las que no tenía idea la respuesta. A raíz de la pandemia, empecé a investigar más sobre esta afección, encontrando otros modelos que tienen vitiligo como yo”, recuerda Freider.
El modelo venezolano define el amor como un aire fresco que motiva e inspira. Su identidad es el motor del amor que emana en cada palabra que expresa al contar su historia. “Freider es afrodescendiente. Ese es el origen de donde vengo y de dónde toda mi familia viene. Tenemos el cabello rebelde, por ejemplo, y eso es algo que nos identifica y nos hace ser únicos frente a lo que estamos acostumbrados en los medios”, comenta.
Freider considera que la relación que tiene hoy con su propia piel es motivación suficiente para buscar cambiar el panorama de una industria que busca un cambio drástico a nivel de representación y visibilidad. Inspirado en la historia de grandes como Winnie Harlow, el modelo venezolano asume el reto de ser un rostro nuevo con temor enérgico. “No todos me van a ver de la misma manera; pero al igual que lo hice yo, eso va a ir cambiando. Estoy agradecido por dónde estoy ahora; me siento bien tal y cómo soy”.
PALOMA PAUCAR, TATUADORA
Lo que más amo de tatuarme es cómo yo reclamo mi propio cuerpo y solo yo decido lo que hago. Modificarse el cuerpo permanentemente, es una decisión tan importante, que me da poder saber que soy yo la que lo está haciendo.
La historia de amor entre Paloma Paucar y el arte del tatuaje se remonta a cuando era adolescente. Con una mirada soñadora, la artista se veía a sí misma incompleta. “Desde siempre me veía tatuada. Siempre tuve clarísimo que los tatuajes serían mi futuro. Mi piel no se veía completa hasta que pude tatuarme. Eso juntó mi amor por el arte y los tatuajes para convertirme en tatuadora”, recuerda Paloma. Con miles de seguidores apreciando sus trazos, Paloma encuentra en lo cotidiano la manera de vivir bajo sus propias reglas.
“El amor de mi vida es el arte. El tatuaje es una herramienta que me permite explorar este amor.” Paloma dibuja todo el tiempo, ya sea en su estudio de tatuaje, así como en su “nido que le inspira felicidad”, donde convive con sus mascotas y sus plantas. Esas dos dimensiones de Paloma no las suele mezclar, a pesar de estar tan conectadas en su historia de amor. Para la tatuadora, el amor se trata de encontrar esos pequeños espacios de felicidad en lo simple y no darlos por sentado.
En el pecho, lleva un gran tatuaje de una prueba psicológica de Rorschach, la cual considera su favorito. Una figura abstracta que se asimila a su caja toráxica pero, al igual que la prueba psicológica, pretende invitar a la reflexión individual de su significado. “Siempre busco arriesgarme, tanto en los tatuajes que hago como los que me hago yo misma. Me motiva la frase ‘go big or go home’”, señala Paloma.
A través del tatuaje, uno puede llegar a contar historias que duran una eternidad. Cada uno de los trazos de Paloma buscan rescatar con respeto esos recuerdos y vulnerabilidades permanentes en las pieles de sus clientes y amigos. “Hace varios años, una señora había perdido a su pequeña hija y decidió rendirle tributo a través de un tatuaje. Fue la primera vez que me conecté con una persona a la que tatuaba a ese nivel. Me decía que yo le recordaba a su hija. No solo estaba dibujando sobre su piel, estaba contando una historia de amor permanente en su cuerpo”, recuerda Paloma.
La historia de Paloma con el arte del tatuaje es sin duda un proceso de autoidentificación y de amor hacia su propia piel. “Lo que más amo de tatuarme es cómo yo reclamo mi propio cuerpo y solo yo decido lo que hago. Modificarse el cuerpo permanentemente, es una decisión tan importante, que me da poder saber que soy yo la que lo está haciendo”.
SALANDELA, INFLUENCER
Ha sido súper difícil aceptarme como persona. Hay esta mala costumbre de asumir la orientación sexual de las personas que son diferentes al prototipo al que están acostumbradas. Yo me rapé a los 7 años y todos asumieron que era lesbiana. Pero por ir en contra de esos rumores, me costó abrazar esa parte de mi.
Salandela es una de las principales influenciadoras de su generación. A través de su plataforma, ha logrado construir su propia identidad y dejar volar muchos rasgos de su personalidad. Para ella, estar cómoda en su propia piel viene gracias a la oportunidad que representan las redes sociales para “botar la hipérbole de Andrea” –su nombre verdadero. “Andrea es más tranquila y menos pleitista. Salandela es la exageración de mis frustraciones del día a día, es más extrovertida”, describe Salan al preguntarle si su personalidad online es igual a la de la vida real.
Salan es quien es, es auténtica y directa. Debido a esta unicidad su comunidad en línea logró formarse casi automáticamente. Las personas buscan influencers que sean reales, con una experiencia identificable y que se muestran humanas. Sin embargo, este apoderamiento de su autenticidad ha sido un viaje largo para Salandela.
Cuando ella define el amor, lo conecta rápidamente con la comodidad. “Mi papá siempre me decía que no debería comprarme los zapatos más lindos, sino los más cómodos. Yo no le hacía caso y me terminaban doliendo los pies”, recuerda. “El amor es una cuestión de comodidad contigo misma, al costado de tu pareja o con tus amigos. Es permitirte tener esa sensación de libertad y de incondicionalidad sin ser juzgado. Mientras más cómoda te sientes, más cómoda estás dentro tuyo y así más amor puedes deslumbrar”, afirma la influencer.
Salan nació en Tarapoto, en la región selvática del Perú. Un lugar que ella misma describe como muy machista y con mucha carga de tradicionalidad. Al ser una mujer queer, el viaje de amor para ella fue muchas veces obstaculizado. Reconocerse como cómoda dentro de su propia piel para deslumbrar ese amor del que hablaba líneas arriba significó romper muchos de los moldes al que estaba acostumbrada desde pequeña. “Ha sido súper difícil aceptarme como persona. Hay esta mala costumbre de asumir la orientación sexual de las personas que son diferentes al prototipo al que están acostumbradas. Yo me rapé a los 7 años y todos asumieron que era lesbiana. Pero por ir en contra de esos rumores, me costó abrazar esa parte de mi”, recuerda Salandela.
Sin embargo, la historia de amor por la que se mueve hoy en día, vino gracias a sus amigos más cercanos. “Fui creciendo y tuve la oportunidad de conocer a gente que me demostró que todos podemos amar a quien queramos. Empecé a abrazar el hecho de que podía enamorarme sin ver el género de la persona sin la necesidad de encasillarse a una etiqueta”, cuenta la influencer. Para Salan, su viaje en cuanto al amor de su propia identidad, es uno que encuentra comodidad al romper los esquemas dados por la sociedad.