Si bien la firma Marc Jacobs no está en su mejor etapa comercial, el diseñador nuevamente cerró el New York Fashion Week con un espactáculo como el que solo él sabe dar y dando un homenaje a los 80. Lo que dio como resultado una colección colmada de excesos.
El espectáculo comenzó con una chaqueta que nos recordó la silueta del powerful look creado por Armani en los 80. Y continuó con más sellos de la época: hombros anchos a lo Grace Jones, grandes cinturones, holgados pantalones plisados y cuellos florecientes, pero llevados al extremo por el diseñador. Todo en tonos densos como el rubí, el jade y el fucsia, que eran tan característicos en la década de 1980, pero con un negro satinado como contrapunto.
Otro elemento dramático del espectáculo fueron los sombreros. Colocados en 41 de las 50 modelos, y de los que salían bufandas que tapaban por completo sus cuellos, amplificando aún más la excentricidad de las hombreras. La maquilladora profesional, Diane Kendal, fue la encargada de crear incluso más drama sobre la pasarela, con sombras escarchadas extendidas sobre el párpado.
Mientras que el cabello, para las 9 modelos sin sombrero, fue teñido en colores vibrantes. Resultado que tardó 3 dias en completar. Porque no, no eran pelucas. ¿Y el corte? Diseñados en forma similar, pero con un toque moderno, a los estilos de Vidal Sasson, recordado por haber creado los cortes geométricos en los años 80.
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Ya sea con un desfile totalmente acogido por el silencio, como hizo el pasado setiembre con su colección primavera verano 2018, o esta vez, en una atmósfera oscura dando paso a una pasarela iluminada dramáticamente y limitada por dos lineas angostas que cargaban a la audiencia. Marc Jacobs presenta su colección otoño invierno 2018 en el New York Fashion Week con un mensaje fuerte y claro para la industria de la moda, sobre las presiones comerciales que esta pasando la firma en este momento.