Nuestra primera editorial tras el rebranding de Latex explora el diseño latinoamericano en acción a través de marcas y rostros que encarnan una mirada honesta, diversa y contemporánea. Una radiografía de nuestro papel en el seguimiento de una industria más consciente, creativa y conectada con su contexto cultural.
Por Cayetano García

Se cerró un mes de la moda propulsado por un aire fresco. Nuevos diseñadores debutando en puestos directivos dentro de las casas de moda más importantes, le dieron a esta temporada una energía única. Mientras conversaba con amigos sobre estos cambios y novedades en pasarelas, campañas y eventos, una pregunta empezó a asomarse en dirección mía: ¿en qué está la moda latinoamericana actualmente? Pero más allá de la región, me repreguntaba: ¿qué ocurre a nivel de diseño en mi país, el Perú? ¿Qué estamos creando, qué visibilidad tenemos, qué historias estamos contando? ¿Podremos tener algún día la relevancia que hoy parece dominada por la industria europea?

Si bien no puedo considerarme un erudito en el tema ni tengo un bolsillo lleno de respuestas con números precisos, esta pregunta nos llevó a reflexionar como revista sobre nuestro rol. No solo como consumidores de moda, sino también como observadores, comunicadores y, sobre todo, agentes dentro de la industria. Porque eso es lo que somos. Tú, lector, y yo.


Para nuestra primera editorial desde el rebranding de Latex, quisimos hacer material esta reflexión. El enfoque fue claro: capturar el diseño latino en acción, en el contexto de una celebración de la creatividad y el talento de nuestra región. Decidimos centrar la historia en marcas que están construyendo un camino interesante en el panorama regional y en tres modelos latinas que, con seguridad, marcarán un futuro brillante en la moda local e internacional. Como un homenaje a los especiales de moda de las revistas glossy que nos acompañaron en nuestro crecimiento, esta editorial funciona también como una especie de radiografía sobre el rol de Latex para impulsar una industria transparente y fructífera de diseño latinoamericano.

DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES COMPARTIDAS
Porque si bien el talento existe y es innegable, los desafíos que compartimos como región son claros. Nuestro rol como agentes no puede ser ajeno a lo que sucede a nivel político y social: la inestabilidad que tristemente caracteriza a la región tiene un impacto directo en el desarrollo de la moda latinoamericana. Especialmente para marcas emergentes con propuestas innovadoras y sostenibles. Estamos hablando de desafíos como infraestructura física y comercial precaria, falta de transparencia en canales de producción y distribución, dificultades para profesionalizar muchas marcas, abusos de poder dentro de organizaciones y desconocimiento de nuestro potencial histórico.


Sin embargo, frente a estas espinas, expertos coinciden en que el sector de moda en Latinoamérica es un terreno fértil. El año pasado, el mercado alcanzó USD 37.125 millones, proyectándose a crecer un 7,4 % anual hasta 2031.

2025 ha sido un año en el que el sector regional ha estado en la mira del mundo. Hemos visto a latinos ocupando puestos importantes en casas de moda europeas, a diseñadores peruanos galardonados rompiendo esquemas en el exterior y, por supuesto, debates necesarios sobre apropiación cultural y representación ética. La región está tomando fuerza y energía creativa, y es hora de encontrar maneras concretas de insertar a Latinoamérica en el mapa global de la moda. Este es un año para preguntarnos cuál es el camino a trazar y cómo se construye industria en nuestra región.

Ejemplos claros como São Paulo Fashion Week, reuniendo a casi 40 marcas, y Colombia Moda, atrayendo a 12.000 compradores de toda América Latina, muestran que el continente está construyendo infraestructura sólida y visibilidad atractiva. Hoy, jugadores globales invierten en marketing localizado y en procesos para llevar a diseñadores fuera de sus mercados locales. Pero lo más interesante es la conciencia sobre el potencial de nuestra generación. La juventud latinoamericana tiene dinámicas propias que impulsan consumo, reputación y la creación de un imaginario cultural de moda muy potente. Por ejemplo, Business of Fashion apunta que el mercado de streetwear en la región, muy ligado a la juventud latina, se proyecta a crecer de USD 24 mil millones a USD 31,7 mil millones hacia 2026.


YA NO SE TRATA DE LUJO O ALTA MODA
La moda popular, aquella que responde a los gustos, aspiraciones y narrativas colectivas de nuestra generación, está conectando con millones de consumidores en toda la región. Esto abre nuevos segmentos de mercado, canales de distribución y oportunidades de colaboraciones estratégicas entre marcas locales e internacionales. Existe una demanda clara por marcas que cuenten historias transparentes de nuestras identidades, territorios y cultura. Las marcas latinoamericanas que comprenden este contexto cultural poseen una ventaja competitiva real, especialmente frente a grandes jugadores internacionales que aún no han logrado adaptar sus estrategias a nuestra realidad. Esperamos ver marcas locales construyendo identidad auténtica, mientras marcas globales aprenden a adaptarse a nuestra cultura, generando un diálogo creativo que fortalecerá TODO el ecosistema de moda latinoamericana.

¿Y el Perú? Aunque parece un poco banal cuestionar el futuro de la moda en nuestro país mientras todo parece caerse a pedazos, no podemos ignorar nuestro potencial textil y de diseño como parte fundamental en la vida de muchos peruanos. En el escenario esperanzador que tiene la región, nuestro país tiene un rol clave. Si la moda busca autenticidad, Perú puede posicionarse como un “epicentro latinoamericano de calidad textil, sostenibilidad y herencia cultural”. La sostenibilidad y la responsabilidad social deben mantenerse como diferenciadores estratégicos frente a una demanda tan acelerada. La narrativa peruana de producción responsable permite que la moda del país destaque globalmente, alineándose con consumidores conscientes y con el valor creciente que la industria otorga a la ética y la trazabilidad.


Definitivamente, Latinoamérica está escribiendo su propia historia en la moda. Cada uno de nosotros tiene un rol que jugar: diseñador, marca, comunicador o consumidor. La pregunta ya no es solo dónde estamos, sino hacia dónde queremos ir como región.




