Escrito por Cayetano García
Como si fuéramos estudiantes de nuevo y en el aturdir de las fiestas de fin de año, recordamos una en especial: la fiesta de Prom. Una fecha cubierta por mil emociones, nostalgia y referencias en el imaginario popular.
La Prom, tan ligada a la moda y al cambiar de los tiempos, ha evolucionado hasta convertirse en un fenómeno cultural. Terminando siendo la inspiración de muchas películas y la protesta de las nuevas generaciones. ¿De dónde nace esta icónica fiesta y por qué tiene tanta relevancia en la cultura pop? Desempolva tus galas y sorpréndete con nosotros.
Comenzó con el término “promenade” en los 1800s en universidades de Estados Unidos, que luego fue acortado más adelante a “prom”. Estos eventos buscaban promover la etiqueta correcta y buena conducta en las promociones próximas a graduarse. Y mientras más pasaban los años, llegaron a aparecer en generaciones más jóvenes.
Allá en los 1950 comienzan los referentes de fiestas como las de la actualidad, debido a su popularización en la mayoría de los colegios norteamericanos. La masificación de la fiesta de prom fue una “reforma social” para incluir y empoderar a la clase trabajadora en actividades que se conocían por pertenecer a una clase más adinerada. Estas fiestas buscaban borrar las barreras impuestas por una sociedad fuertemente clasista. Amy L. Best, quien escribió un libro llamado Prom Night: Youth, Schools, and Popular Culture, señala que “el mensaje consistía en que no tenías que ser rico para usar un vestido lujoso, adornarte con un corsage o bailar vals toda la noche”.
Llegaron los setentas, acompañados por un boom económico y el origen de la moda maximalista que caracterizó esta época. Vestidos brillosos, mangas largas y esponjosas o cinturones gruesos con un gran lazo, caracterizaron los vestidos de estos años. Pero entre tanto brillo y glamour se esconde algo más importante. El vestido de prom termina estando jalado por dos tensiones sociales, una en cada manga: la necesidad de encajar con tus compañeros y la necesidad de verte como quieres que te vean.
El vestido ha sido estudiado intensamente en cuanto a su connotación e implicancia psicológica en las chicas que lo usan. Best describe que el vestido de prom contiene “una variedad de factores que se tienen que considerar. El vestido tiene que ser recordado de una manera particular. Debe ser capaz de resistir los estilos cambiantes y las tendencias. La chica que usará un vestido en su prom es consciente de los errores pasados de sus compañeras. Su gusto y juicio terminará siendo admirado no solo en la prom, pero durante los siguientes años”. La prom se convierte en un evento que presiona a la mujer, ocurriendo en una etapa crítica para la formación de la autoestima.
Películas icónicas como Carrie (1976), la cual representa el terror de una outcast, empezaron a surgir a mitad de los setenta y los ochenta. Un baldazo de sangre chorreando encima de tu vestido fue el miedo constante de toda una generación. Grease (1978), Prom Night (1980), Footloose (1984) son algunos clásicos que introdujeron esta fecha tan importante a la cultura popular. Hollywood disfrutaba documentando el romance, la crueldad y la ilusión adolescente que revolotea encima de esta fiesta.
Llegó el momento de elegir a la reina y al rey de la prom: reflejo de la popularidad de los ganadores, quienes fueron elegidos por sus compañeros y compañeras de clase. Pero hoy en día, incrementa la cantidad de jóvenes que no aceptan este título. Según el artículo de Time “Brief History: The Prom”, desde que comenzó la década, la inclusión y la tolerancia a la diversidad de los jóvenes, los aleja de estas prácticas sexistas y heteronormadas. La prom ha sido siempre el eco de costumbres y valores que promueven roles de género y cómo se debería comportar un jóven de 15 o 16 años. Pero eso se acabó. El “twist” a una celebración de fin de año deja atrás la presión impuesta a jóvenes y abre la puerta a la innovación. Es cada vez más común que las mismas chicas preparen sus vestidos; el DIY se ha convertido en una tendencia cada vez más popular. Por otro lado, la elección de la reina y el rey está casi extinto, dando pie a una mayor diversidad en las parejas que asisten a esta fecha.
Inspiradora, terrorífica o romántica, la fiesta de prom ha marcado generaciones. Películas que recordamos siempre o álbumes de fotos que preferimos esconder debajo de nuestras camas. La prom es eternamente cambiante, un claro reflejo de los valores de los que asisten a ella.
Fotografía Aless Gogny
Modelo Eduarda Saltiel (Sumaq Modelos – 54 once)
Styling Majo Mundaca Zagal
Maquillaje Romina Quillaos
Producción Paola Haro