El nuevo proyecto de la directora peruana Fiorella Pomarino es un viaje “de vuelta a casa”. Desde Londres, “Khomanta” exhibe a través de animación 3D, la cultura híbrida del Perú teniendo como protagonistas piezas de diseñadores peruanos y locaciones llenas de simbolismo. Junto al estudio de animación Apus, Fiorella se adentra al fenómeno del 3D para explorar la identidad, el indumento y lo que significa crear narrativas peruanas competentes en la escena internacional.
Por Cayetano García
En Aymara, khomanta significa abrazo. Gesto de afecto que tanto hemos extrañado al estar separados por mascarillas, metros o continentes en los últimos años. La experiencia de soledad y nostalgia de muchas personas que viven fuera de sus países acrecentó al ver fronteras cerradas y vuelos cancelados. Sin embargo, para Fiorella Pomarino, ese sentimiento de añoranza y orgullo por sus orígenes despertó el motor detrás de su último proyecto: “Khomanta”. Siendo su primera vez trabajando con animación en 3D, la directora peruana encontró una nueva manera de compartir el diseño y cultura híbrida del Perú.
“En la pandemia, estando tan sola, tuve la oportunidad de adentrarme a la investigación. Siempre me ha gustado la identidad y la cultura de mi país, por lo que investigar sobre ella me pareció que era una forma de estar más cerca a casa”, comenta Fiorella, quien actualmente vive en Londres. Desde 2015, Pomarino se ha desenvuelto en la dirección de arte y hace unos años comenzó a aventurarse en la dirección de proyectos audiovisuales. En su trabajo, se aprecia cómo aborda temas sociales de las identidades latinas desde narrativas conceptuales y exhibiendo peruanidad desde una mirada experimental. Como ella misma se define, Fiorella es una facilitadora en “poner en vitrina las culturas para exprimirlas y exponerlas”, en especial la nuestra.
El objetivo de Fiorella era exhibir piezas icónicas de estos diseñadores que, a través del modelado en 3D, conversen con locaciones del Perú en un viaje lleno de simbolismo y arte popular.
La imposibilidad de realizar producciones live action terminaron por poner en su camino la alternativa del 3D. La presencia de esta herramienta de animación en ámbitos como la moda, el cine y la música ha sido un fenómeno que ha permitido abrir el panorama de innovación para creativos alrededor del mundo. Al ser puramente digital, cada proyecto se volvió mucho más accesible a través de un click. En la ciudad en la que reside, Londres, Fiorella fue testigo de cómo varios colegas y diseñadores contemporáneos a ella aprovechaban la animación 3D para acercar sus creaciones a cada rincón del mundo. Entonces, ¿por qué no llevar el talento peruano hacia miras internacionales?
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Fiorella identificó rápidamente este momento de hibridación entre moda y tecnología y supo que era hora de poner en marcha un nuevo proyecto. “Al ver otros proyectos en 3D hechos en Londres o Estados Unidos, me puse picona. Tenía claro que nosotros, como latinoamericanos, también podemos hacer productos así”, recuerda Fiorella. Esta sería la primera vez que se enfrentaría al mundo de la animación 3D; uno que dada su complejidad, se muestra intimidante para cualquiera. “Nunca me hubiera planteado hacerlo. Estaba buscando transmitir este mundo irreal que se encontraba en mi cabeza. Un mundo imposible, en donde todos sus habitantes quieren mostrar su cultura y elevarla. Un lugar en donde todos nos abrazamos y salimos adelante juntos”, comenta Fiorella sobre su primera aproximación con la animación 3D.
En la yuxtaposición de la moda frente a fondos peruanos, como mercados, carreteras y tendales, Fiorella encuentra una estética que rescata la esencia de nuestras identidades híbridas.
Antes de iniciar el proyecto, la directora peruana tenía claro que el corto tendría que ser concretado por un equipo de peruanos. Fiorella se contactó con el estudio de animación peruano Apus, quienes trabajaron previamente con cantantes como Sia y Outkast, y exhibieron sus proyectos de animación en los festivales más importantes del mundo. “Le comenté el proyecto al equipo de Apus y que este sería un nuevo mundo para mi. No sabíamos si iba a ser factible hacer moda en 3D, por lo que tomó mucho tiempo. Dos minutos de cortometraje demoraron siete meses en hacer”, menciona Fiorella.
Bajo la asesoría de LADRÓN, comenzó por comunicarse con diversos diseñadores peruanos –o con orígenes en Perú establecidos alrededor del mundo– para conocer sus historias y procesos creativos. El objetivo de Fiorella era exhibir piezas icónicas de estos diseñadores que, a través del modelado en 3D, conversen con locaciones del Perú en un viaje lleno de simbolismo y arte popular. “Le pedí a mis amigas que me mandaran fotos de las cosas que les gustaba de nuestro país. Terminé con un banco de más de 200 imágenes de paisajes, comida y fotos grupales. A partir de ellas, planteé la dirección de arte y qué elementos quería mostrar”, recuerda la directora. Una de estas locaciones a pesar de sus coloridas fachadas, es una de las calles más peligrosas del Callao, en donde Fiorella y su equipo colocan piezas de los gemelos peruanos Paulo y Roberto Ruiz Muñoz, fundadores y directores creativos de la marca D.N.I, establecida en París.
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Junto a ellos, se suman los diseños de Mauricio Cabrera (MACALO), Annaiss Yucra y Edward Mendoza. Los cinco diseñadores se caracterizan por celebrar la identidad peruana a través de la indumentaria, llamando a una narrativa basada en la conciencia sobre nuestra historia y hermandad. “Cuando me pregunto sobre mi identidad, sé que tengo un poco de todo. Nos desglosamos y caemos en cuenta que no somos solo una cosa. Somos varias. A partir de eso, busqué personas que tuvieran esa mezcla. Edward Mendoza es inglés, pero también es una hibridación de varias culturas y su arte le ha permitido conocer más sobre sus orígenes y acercarse más a su padre peruano”, comenta Fiorella. En la yuxtaposición de la moda frente a fondos peruanos, como mercados, carreteras y tendales, Fiorella encuentra una estética que rescata la esencia de nuestras identidades híbridas.
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Esta idea de ser parte de un todo, vino a su mente en una conversación con un amigo artista textil. Él le cuenta cómo en los tejidos bolivianos, no existe el gris en los hilos. Es parte de la ilusión óptica de colocar hilos negros junto a otros blancos; símbolo que representa la naturaleza híbrida de los latinos. Para Fiorella, cada vez que nos mudamos de lugar, vamos alimentando esta identidad. En el cortometraje podemos ser testigos de este discurso. El vestido de la diseñadora Annaiss Yucra entra al encuadre bailando marinera, un baile proveniente de la costa del Perú. Sin embargo, podemos apreciar que lo hace sobre el fondo de la sierra acompañado por flores de la amazonía. “Me gusta encontrar elementos semióticos, que llenen una narrativa más conceptual. He encontrado que mi línea narrativa es más surrealista. Es una forma linda de contar la historia peruana y se vuelve más competente frente a las ofertas internacionales”, concluye Fiorella.
El corto ha sido recientemente nominado a un premio en el Festival Internacional de Fashion Films en Canadá, además de estrenarse en el prestigioso canal digital NOWNESS. Más allá de eso, para Fiorella, “Khomanta” es un viaje de regreso a casa. Tras su estreno, la comunidad de creativos que la rodean mencionaron la pieza como “orgullo nacional”. Además de ser esto cierto, este cortometraje aporta una propuesta única para los ojos de los espectadores en cada rincón del mundo. “Khomanta” celebra el arte popular, creando una narrativa que eleva todos los elementos que componen nuestras identidades en el Perú con un mensaje de unidad e innovación.