Escribe Andrea Gomez-Sanchez Castillo
De haber escuchado la palabra “virus” hace unos meses, lo más probable hubiera sido relacionarla a un término tecnológico, a un software que altera el funcionamiento normal de nuestras computadoras o artefactos electrónicos. Actualmente, un virus –y no de computadora– se corona como la mayor problemática a nivel mundial y una enorme amenaza para todos los humanos.
Hemos sido testigos de cómo el mundo se detuvo. A través de una pantalla, o con una en el bolsillo, pudimos sentir el pánico que generan las calles y estantes de supermercados vacíos, las puertas cerradas y un futuro incierto. Estamos frente a una guerra que nos tomó desprevenidos. Una pandemia que modificó nuestra rutina diaria y la redujo a lo mínimo e indispensable. Familia, salud y ocio. Estamos frente a un respiro de la rutina de la que somos esclavos, de la cual nos quejamos a diario. Un descanso de la monotonía, para hacer algo que muchas veces dejamos de lado, descansar y disfrutar.
A través de una pantalla, o con una en el bolsillo, pudimos sentir el pánico que generan las calles y estantes de supermercados vacíos, las puertas cerradas y un futuro incierto.
Todo lo que viene a ser entretenimiento nos ha servido de refugio en esta crisis. Disciplinas que por mucho tiempo han sido menospreciadas son las que nos ayudan a superar nuestro día a día en condición de encierro.
La música, el cine, la literatura. El arte en general nos ha ayudado al distraernos de una realidad que a diario se vuelve más compleja. Esta dimensión del entretenimiento, más virtual que nunca, nos muestra algo que parecemos olvidar. El arte es vital para el mundo. Siempre lo ha sido y siempre lo será.
La facilidad para acceder al arte y al entretenimiento en sus múltiples facetas caracterizan a la era digital en la que vivimos y esto debemos aprovecharlo. Descubrir nuevos artistas, leer ese libro que tenías pendiente hace tanto, conmoverte con cuantas películas puedas, cantar a todo pulmón, bailar hasta que tus piernas no den más. Crear arte, ser arte. Saca lo mejor de todo esto, pues nadie sabe cuándo será nuestro siguiente respiro de la realidad.
Saldremos de esto porque esta pandemia al separarnos, nos unió más que nunca.
Me es reconfortante pensar en cómo será nuestra realidad post-virus. Con menos pantallas, con miles de reencuentros y abrazos sinceros, celebrando el simple hecho de estar vivos y agradeciendo por todo lo que antes dábamos por sentado. Saldremos de esto porque esta pandemia al separarnos, nos unió más que nunca.
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