Glenn Martens llevó la rebeldía de Diesel a un nuevo nivel en la Semana de la Moda de Milán.
Para la colección Otoño/Invierno 2025, la marca presentó una puesta en escena que fusionó arte callejero, provocación y una estética distópica. En el centro del desfile, una colosal figura inflable intervenida con grafitis servía como un manifiesto visual: “Based Queen“, “TTYL BBL” y “Rebel” fueron algunas de las frases plasmadas por artistas de todo el mundo, quienes participaron en la convocatoria abierta de la marca para intervenir un lienzo de 3 km.
El espectáculo se llevó a cabo en la instalación de graffiti más grande jamás conocida, con más de tres kilómetros de tela de graffiti, realizada por un colectivo de arte callejero global de alrededor de 7.000 artistas de graffiti amateurs y expertos.
“ME ENCANTA QUE MILES DE PERSONAS DE TODO EL MUNDO HAYAN TRABAJADO JUNTAS PARA CREAR EL DISEÑO DEL ESCENARIO. LE DIERON AL COLECTIVO DE ARTE CALLEJERO GLOBAL TOTAL LIBERTAD CREATIVA: SE EXPRESARON CADA UNO A SU MANERA, EN UN PROYECTO QUE HA LLEVADO MESES EN CONSEGUIR. ESTA ES LA VERDADERA DEMOCRACIA DE DIESEL” – GLENN MARTENS, DIRECTOR CREATIVO DE DIESEL
“El Diesel Art Collective celebra la importancia del arte, la comunidad y la inclusión. Una celebración que parece más importante que nunca”, compartió Dennis Vanderbroeck, diseñador conceptual del decorado. Con la palabra “trans” repetida a lo largo de la obra, algunas veces junto a la bandera trans, la propuesta visual también resonó como un gesto político.
El contraste entre la energía vibrante del set y la paleta sobria de los primeros looks resaltó el minimalismo de la colección. Tweed y estampados en pata de gallo marcaron la primera mitad del desfile, para luego irrumpir con vestidos coloridos de tweed, volantes espirales en amarillo neón y chaquetas rojas con capucha. Esta vez, el denim no fue el protagonista absoluto, pero Martens logró incorporarlo en lavados experimentales y detalles en pata de gallo.
El lenguaje de Diesel –denim, utilitario, pop, artesanal– se explota y se mezcla, elevando y jugando con arquetipos y subvirtiendo tradiciones. Desde la sastrería severa, pasando por el denim jacquard, el flocado sobre tul, el cuero hervido y más. La subversión es cotidiana. La experimentación está en todas partes.
En cuanto a tendencias, Diesel apostó por la irreverencia: jeans de tiro ultra bajo, cinturas expuestas y el regreso del estilo boxer a la vista. También destacaron los bolsos peludos —vistos también en Gucci y Simone Rocha—, sujetadores superpuestos y tops con recortes extremos. Sin embargo, la declaración de intención más fuerte estuvo en las siluetas: corsets estructurados, minifaldas en A por encima de la cadera –posiblemente pensadas para usarse sobre pantalones– y camisas sin espalda que parecían fusionarse con la piel.
El styling reforzó la estética disruptiva del show. Las modelos llevaban lentes de contacto que las convertían en presencias inquietantes, mientras que algunas lucieron sonrisas falsas pintadas al estilo Joker, un toque grotesco dentro de esta fantasía distópica.
Diesel sigue apostando por la provocación y la irreverencia, pero esta vez con un mensaje político claro: en un mundo donde la rebeldía a veces es necesaria, la moda también es trinchera.