Los libros estilo coffee table de la editorial Assouline pueden no entrar en la categoría de obra literaria y cargar con diversos prejuicios partiendo por aquel término anglosajón que los encasilla. Sin embargo, es un formato distinto para contar historias donde se convergen diversas disciplinas, y se termina entablando una —muy bien curada— conversación entre la imagen y el diseño gráfico.
Las mesas de centro de un hogar suelen ser el sitio escogido para colocar estos volúmenes con el único fin de admirarlos a distancia. Pero, ¿estas publicaciones son únicamente una opción cultural para decorar o puede tener un mejor destino?
Por Andrea Andrade & Micaela Bazalar
Los que afirman aquello de “nunca juzgues un libro por su portada”, definitivamente no conocían a Assouline, la editorial que ha revolucionado el libro de sobremesa —mayormente conocido como coffee table book— al producir ejemplares donde estrictamente sus portadas son las causantes de incluso convertirlos en objeto de lujo.
Y es que, desde hace bastante tiempo, el diseño de las cubiertas se ha convertido en un factor determinante para la compra de libros. La industria editorial y del marketing lo saben. Con el auge de los dispositivos electrónicos de lectura, las portadas se han convertido en la impronta que puede marcar la diferencia entre un libro que será llevado a casa o sucumbirá esperando ser adquirido.
“Desde el momento en que puedes comprar una novela de cinco dólares en Kindle y te cuesta cincuenta dólares en físico, porque esos pueden ser los rangos de diferencia, claramente el libro te tiene que ofrecer algo más que el contenido. Si el contenido fuera todo lo que te gusta del libro, compras el electrónico y se acabó la gracia. El libro sí tiene que aportar algo como objeto, me tiene que resultar atractivo, ya que, si no puede ser que se vaya perdiendo el interés en él”, comenta Patricia del Río, una de las periodistas peruanas más influyentes del país.
El diseño de la fachada de un libro es toda una hazaña, pues es la carta de presentación de una obra. Y es que precisamente esa es la fórmula del éxito de Assouline y sus diferentes libros, ya que, más allá de su completo e importante contenido artístico y cultural, son una experiencia desde el primer contacto que se tiene con ellos. Sus coloridas portadas acompañadas de un diseño vibrante son la entrada a la curaduría de diversos escritos que transmiten un pedazo de cultura con una gran carga emocional.
Assouline va más allá del nivel narrativo de la historia de una marca o un destino, la propuesta visual que ofrecen pone a la fotografía como aliado para trasladar al lector a otro espacio y tiempo. Cada coffee table realizado por la editorial rinde homenaje a la artesanía tradicional de encuadernación manual —tardando de ocho meses a dos años de producción—, que se ve acompañado por un proceso de creación que busca ofrecer textos sabiamente estructurados, texturas de papel exquisitamente seleccionados y colores pensados al detalle. Elementos que en conjunto permiten que sus libros alcancen una categoría de objetos de arte.
Los regalos muchas veces son efímeros, desaparecen, como una botella de vino. Nunca vas a recordar quién te regaló aquella botella vacía. Lo que nos encanta de los libros, es que los clientes saben que nunca se van a olvidar quién lo regaló. Nunca he botado un libro, se botan flores, se toma el vino, pero los libros son un regalo eterno.
Jack Gomberoff, representante de Assouline en Perú
PIONEROS DEL COFFEE TABLE BOOK
¿Pero, cómo comenzó esta historia? Todo se remonta a París, Francia en 1994. Los esposos Prosper y Martine Assouline deciden fundar una editorial en la que la cultura se convertiría en un elemento de lujo, creando bellos —y bien pensados— productos que sean de alto valor intelectual tanto por dentro como por fuera.
“Se buscaba mantener un cuidadoso balance entre el contenido que se encuentra en el libro y el cómo se ve por fuera, lográndolo a través de su savoir-faire —saber-hacer— y el preocuparse en el tiempo de mantener una línea editorial que trate temáticas como marcas de lujo, cultura, arte, vida y estilo, viajes. Siendo en suma el diferencial a Assouline”, comenta Jack Gomberoff, representante de Assouline en Perú.
El propósito de la editorial es ser la primera marca de lujo en cultura. De acuerdo a las públicas declaraciones de sus fundadores, señalan que su amor por los libros los ha llevado a ampliar su visión en cuanto a la creación de todo lo que se puede esperar en una biblioteca elegante y personalizada. “Para nosotros, los libros son una cuestión de intelecto y emoción, de herencia e innovación”, comentan.
¿Quién no querría tener una biblioteca llena de obras de arte? El equipo detrás de Assouline reúne profesionales llenos de creatividad y ganas de inmortalizar el arte, la moda y el diseño, logrando así tener oficinas en Nueva York, Venecia, Génova, Estambul y Londres.
Assouline obtiene el título de referente de lujo, excelencia y belleza, gracias a su oferta de objetos valiosísimos y de colección, con experiencias sensoriales que cubren hasta el más mínimo detalle artesanal. Un ejemplo de ello es la edición Ultimate Collection de Assouline. En un estuche de lino, estos libros atraen a los coleccionistas, a los amantes de la página impresa y a los devoradores de la cultura de nuestro tiempo. Se trata de una serie de coffee table books que recoge la cultura de todo el mundo y de todas las épocas, tocando temas que van desde vinos y joyería de lujo, hasta las bellas artes.
“Los regalos muchas veces son efímeros, desaparecen, como una botella de vino. Nunca vas a recordar quién te regaló aquella botella vacía. Lo que nos encanta de los libros, es que los clientes saben que nunca se van a olvidar quién lo regaló. Nunca he botado un libro, se botan flores, se toma el vino, pero los libros son un regalo eterno”, expresa Gomberoff.
Jack cuenta con más de 20 años de experiencia como distribuidor y minorista de casi 200 marcas de lujo y estilo de vida. Es así como decidió fundar G&G Home, una exclusiva casa de regalos y artículos para el hogar, que en la última década se ha posicionado como referente de lujo y decoración en el Perú y América Latina, representando a las mejores marcas del mundo, como en este caso a la editorial Assouline.
La ciudad de Lima forma parte de las 18 ubicaciones exclusivas que han logrado establecer una boutique de la prestigiosa marca francesa en todo el mundo. Este mar de conocimiento y arte llegó a nuestro país en el 2017, donde Assouline abrió por primera vez sus puertas al público peruano. Gracias al trabajo —no oficial— de Jack Gomberoff en representación del Perú, tuvo la oportunidad de hablar personalmente con Prosper y Martine Assouline, presentando así a nuestro país como un socio cultural para difundir sus obras.
Aquel carácter pretencioso de su propietario que únicamente lo exhibe para que los demás relacionen su consumo de estas obras con su intelectualidad o personalidad, es una realidad que se debe reinterpretar con el objetivo de adquirir estos libros coffee table con el fin de atesorar la cultura.
ASSOULINE COMO CAPITAL CULTURAL
Es controversial pensar que el mismo atractivo de los libros coffee table Assouline los condene a reposar sobre una mesa de centro, limitándose a ser un objeto decorativo y dejando relegado el valor que contienen sus páginas.
Aquel carácter pretencioso de su propietario que únicamente lo exhibe para que los demás relacionen su consumo de estas obras con su intelectualidad o personalidad, es una realidad que se debe reinterpretar con el objetivo de adquirir estos libros coffee table con el fin de atesorar la cultura.
“Cualquier objeto que revalorice algo que das por sentado, o que no habías volteado a mirar con detenimiento, es valioso. Los coffee table ayudan a revalorizar aquellos temas olvidados, muestra muy bien la parte informativa, pero con un aspecto gráfico que te ayuda de una manera más atractiva temas que cambian tu mirada”, declara del Río.
Por esta razón, en la casa Assouline, se encargan de que siempre haya libros abiertos en la boutique, completamente a la disposición de cualquier persona que desee observar el contenido antes de comprar el libro. De esta manera, se convence al cliente de no solo llevarlo por su atractiva portada, sino por la calidad de trabajo que existe detrás de la creación de una narrativa visual única. Logrando hipnotizar por horas a quienes se encuentren revisando los ejemplares, y a ellos, les encanta.
Estos libros de gran formato pueden no entrar en la categoría de obra literaria y cargar con diversos prejuicios partiendo por aquel término anglosajón que los encasilla. Sin embargo, es un formato distinto para contar historias donde se convergen diversas disciplinas, y se termina entablando una —muy bien curada— conversación entre la imagen y el diseño gráfico.
“Fomentemos el hecho de que se hagan este tipo de libros. El hacer coffee table books mueve fotografía, diseño, texto, y, si además el trabajo es serio y está bien hecho, se va a entregar todo un trabajo de investigación. Los coffee table van a tener una propuesta estética que se pone por delante, pero tranquilamente pueden entrar en bibliografía citable”, concluye del Río.