Arthur Arbesser establece su estilo personal como sofisticado pero al mismo tiempo lleno de energía y profundamente inmerso en la historia y cultura de la ciudad que lo vio crecer. Para la colección otoño / invierno de 2018/19, el diseñador Arthur Arbesser, nacido y criado en Viena, vuelve a revivir sus orígenes de una manera más madura.
Centrándose particularmente en el trabajo de Koloman Moser, pintor, diseñador y uno de los fundadores de la Secesión de Viena, movimiento artístico formado en 1897 y que incluía pintores, escultores y arquitectos. Cuyo 100 aniversario de muerte se da este año.
La ropa se convierte en un pretexto para enfatizar una visión atemporal, libre del paso de las tendencias y las estaciones, e inspirado por la filosofía de Moser, con su voluntad de seguir y cerrar el círculo de la vida cotidiana en todos su aspectos estéticos.
Las referencias son diversas: incrustaciones de madera, vidrio soplado, jarrones de cerámica, alfombras o metal escaleras. De esta manera, los géneros de punto se convierten en un rico tapiz, los vestidos se convierten en superficies con incrustaciones y las camisas se tornan en lumuniscentes piezas de muebles.
Las rayas, que ahora son una de las características de la marca, se proponen en diferentes variaciones y técnicas. El más precioso: un patrón diseñado por Moser en 1902 y recuperado del archivo de la histórica Fábrica de tejidos Backhausen, reproducida en clave contemporánea a través de un jacquard de lana y seda, desarrollada en tonos de tabaco y negro, rojo y gris.
Además de los diferentes tipos de rayas, la colección presenta una serie de estampados originales. Escenas campestres habitadas por animales vivos, monos, avestruces y camellos se representan como un bestiario abstracto. Flores ya no parecen dulces y románticos, sino que se vuelven sólidos y materiales, valientes y brillantes, como destellos de color que iluminan los cielos en blanco y negro.
Con esta colección Arbesser busca nuevas formas de leer el marco femenino. Los volúmenes abarcan las caderas y sigue suavemente las líneas del cuerpo, creando nuevos movimientos. El ojo del diseñador ya no está dirigido hacia jóvenes debutantes, en cambio está mirando a las mujeres que son conscientes de su físico, que son maduras, fuertes y despreocupadas. Las telas se vuelven a leer de una manera más consciente.
En cuanto a los pendientes, fueron hechos para esta colección por la diseñadora de joyería y amiga, Nathalie Jean en bronce y dibujos geométricos de cuarzo verde recortados a mano y detalles arquitectónicos del modernismo Vienés. Mientras que los zapatos, fueron hechos por el fabricante toscano Fabio Rusconi.
Fotografías cortesía de Arthur Arbesser