Alexander Pérez-Flores, el fotógrafo peruano que está dejando huella dentro y fuera de su país

En conversación con Alexander Pérez-Flores, el joven fotógrafo peruano nos comparte su visión artística y el trasfondo que nutre su obra.

Desde una infancia rodeada de tejidos y arte en madera, su pasión por la fotografía despertó al entrar en contacto con una cámara por primera vez, y través de un estilo visual que fusiona la nostalgia de la fotografía analógica, la belleza de los espacios naturales, la riqueza de la cultura peruana y la narrativa visual del cine, Alexander busca contar historias evocadoras que reflejen su propia identidad.

A lo largo de su carrera y trabajando con reconocidas marcas peruanas a nivel internacional como Escvdo, De Loreta, Mozhdeh Matin y Ayni, así como con marcas latinoamericanas y la prestigiosa neoyorquina Lauren Manoogian, además de publicaciones en revistas como Elle, Grazia, Schon y Vogue; Alexander reflexiona sobre las raíces de su trabajo, los desafíos enfrentados en el camino y el papel crucial de la identidad cultural en su narrativa visual, donde la autenticidad y la experimentación se entrelazan, ofreciendo un horizonte lleno de posibilidades para las nuevas generaciones de artistas.


Texto por Majo Mundaca Zagal
Entrevista por Itzari Briceño


¿Qué te llevó hacia el camino de la fotografía?

Mi pasión por la fotografía surgió desde joven, influenciado por mi madre, quien siempre estuvo vinculada a la moda de alguna manera. Ella se dedica al tejido, creando diferentes prendas; por eso, en casa nunca faltaron revistas de moda, muchas de ellas muy antiguas. Mi padre, siempre dedicado a hacer arte con madera, probablemente es de donde proviene mi vena artística. Nunca me di cuenta de que quería ser fotógrafo hasta que tuve una cámara en mano, un regalo de mi padre y mi hermana, quienes hicieron un gran esfuerzo para dármela. En ese momento, ya estudiaba comunicaciones y, de manera paralela, me dedicaba a realizar proyectos y trabajos fotográficos.

Mi formación se basó en la experiencia que ganaba en el campo. Me equivoqué mucho, pero absorbía todo el conocimiento que podía, como una esponja. Posteriormente, cuando pude pagarme varios cursos y diplomados, logré aprender de manera más específica las áreas que quería mejorar.

Mucha de mi inspiración para crear proviene de lo que me formó visualmente, de lo que vi y viví desde niño, como el barrio donde crecí, la cultura popular, la cultura peruana y sus colores. También me inspira mucho el trabajo de grandes fotógrafos a lo largo de la historia. Soy fanático del trabajo de aquellos artistas que combinan la fotografía documental con la moda, como Joel Meyerowitz o Nigel Shafran.


¿Cómo describirías tu estilo visual?

Mi estilo visual está profundamente influenciado por la fotografía analógica, lo que me permite explorar texturas y colores de una manera única. Considero que el uso de la luz natural es una parte fundamental de mi identidad como fotógrafo. No es que no me guste el estudio, pero si me das a elegir, siento que el recurso natural es mi favorito.

Para mí, el uso de película, ya sea de 35mm o 120, aporta una calidad orgánica y un grano que evoca una sensación de nostalgia y autenticidad en cada imagen. Este enfoque me permite capturar la esencia del momento de una manera que a menudo se pierde en la fotografía digital. La nostalgia es un elemento que trato de transmitir siempre en mi trabajo, algo que es parte de mí. Siento que cada cosa que me remite a la infancia me inspira, y quiero integrarla como un elemento en mi estilo, buscando crear imágenes que no solo documenten la moda, sino que también cuenten historias personales y evocadoras.

Mis composiciones a menudo incorporan espacios naturales, lo que añade una dimensión adicional a mis fotografías. Utilizo la belleza de la naturaleza para contrastarla con la moda, creando un diálogo. Los paisajes peruanos, con su diversidad y riqueza, se convierten en un recurso fascinante que resalta en mi trabajo.

Además, la influencia cinematográfica es un aspecto clave de mi obra. Me inspiro en la narrativa visual del cine. Al combinar estos elementos —la nostalgia de la fotografía analógica, la belleza de los espacios naturales, la riqueza de la cultura peruana y la influencia del cine— busco crear un estilo que sea tanto evocador como auténtico.

 
¿Qué referentes han marcado tu trabajo a lo largo de tu carrera?

He sido influenciado por fotógrafos como Richard Avedon, Joel Meyerowitz, Nigel Shafran, así como por elementos de la cultura peruana. La moda siempre ha sido un campo en constante evolución y cambio, y me inspiro en la cultura visual de diferentes épocas.


¿Cuál ha sido el proyecto más desafiante que has realizado? ¿Qué aprendiste de esa experiencia?

Cada proyecto es importante para mí, y siempre doy el 100%. Mi trabajo es hermoso, lleno de retos y desafíos, pero también conlleva mucha responsabilidad hacia mis clientes. Muchas veces estoy bajo gran presión, con clientes que me llevan de un continente a otro, y no puedo fallarles ni bajar la guardia. He estado en proyectos en la nieve, en calor extremo, en alturas y sobre el mar.

Sin embargo, de manera personal, creo que mi proyecto más desafiante fue con un cliente de Nueva York que trajo a todo su equipo para realizar un proyecto en Perú. El fotógrafo tuvo un problema con su pasaporte y no le permitieron entrar al país. Me contactaron a mí, y me sorprendió mucho porque era una marca que siempre me había gustado y que es muy importante en el mundo de la moda. Me preguntaron si podía hacer las fotos —mi emoción era enorme—, obviamente dije que sí, pero me comentaron algo que me preocupó: “Solo trabajamos en 35mm y 120”. Ellos solo hacían fotos en formato analógico, todo su contenido. En ese momento, yo nunca había trabajado en ese formato, más allá de haber usado alguna vez una cámara desechable que todos saben manejar. Aún así, les dije que sí, que lo haríamos. Me acordé de un compañero de universidad que estaba obsesionado con el film y lo contacté. Le propuse que me alquilara todo su equipo, que me vendiera todo el film que tenía en ese momento, y que al día siguiente me asistiera (el timing de ese suceso fue espectacular, ya que ese amigo se iba del Perú unos días después). Resultó que las fotos salieron espectaculares. Siempre lo digo, como nunca estudié formalmente fotografía, para mí, esa fue mi graduación, ahí dije: “Ya soy fotógrafo”

El cliente quedó muy feliz, nos hicimos grandes amigos y llevamos ya varios años trabajando y viajando por varias partes de Perú y otros países. Aprendí a lanzarme a la piscina en este tipo de situaciones, y también nació en mí una nueva pasión, la fotografía analógica.


¿Qué papel juegan tus raíces peruanas en tu trabajo?

Juegan un papel fundamental en mi trabajo. Integro elementos culturales, textiles y tradiciones en mis proyectos, así como los espacios y paisajes, incluyendo realidades o escenas de la cotidianidad peruana. De esta manera, busco resaltar la riqueza de la cultura peruana en un contexto moderno.


¿Cómo ves la escena creativa en Perú actualmente y qué oportunidades ves para su crecimiento?

La escena creativa en Perú está en auge, con un creciente número de artistas y diseñadores emergentes. En los últimos años, las nuevas generaciones de creativos han estimulado la aparición de nuevas propuestas y plataformas. Las personas necesitan ser motivadas, y creo que Perú dará mucho de qué hablar en los próximos años. Las oportunidades para la colaboración y el intercambio de ideas ya no faltan. Solo hay que ver cuántos fotógrafos y artistas visuales han surgido, muchas marcas y diseñadores nuevos también, incluso muchos modelos están haciendo carrera internacional. Esto es importante a nivel local, ya que la gente comienza a ver el potencial en la profesión creativa. A nivel internacional, se puede notar que Perú se está haciendo notar; estamos haciendo ruido. Tenemos que enriquecer aún más el panorama artístico.


¿Qué consejo le darías a los jóvenes creativos que recién están empezando en el rubro?

A los que comienzan en la industria, les aconsejaría que sean auténticos y que no tengan miedo de experimentar. La pasión y la perseverancia son clave, así como estar abiertos a aprender de cada experiencia, ya sea un éxito o un fracaso. Una frase que Grace Coddington dijo en un documental es que nunca debemos dejar de observar, incluso cuando vamos en el auto o en el bus; no sabemos cuándo o qué nos puede inspirar. Cuando menos lo esperamos, esos elementos y herramientas estarán ahí.

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