Por Gianfranco Suito
The Weeknd es uno de esos pocos artistas que alcanzan éxito comercial sin sacrificar su calidad artística. Con After Hours, logra enganchar al oyente en un viaje musical oscuro a través de profundos sentimientos, decepciones y una culpa plausible llena de disculpas y arrepentimientos.
Acompañado con un sonido bastante reconocible de sintetizadores inspirados en los 80s, Abel —nombre de nacimiento del artista— nos introduce en una estética que utiliza elementos del pasado para transportarnos a un mundo ficticio en donde la melancolía y el desamor tienen su propia banda sonora. La historia y concepto del álbum se sitúan en Las Vegas: podemos ver a The Weeknd ensangrentado y herido mientras atraviesa un viaje lleno de lujuria.
Y es que los temas que representa esa ciudad —crimen, drogas, sexo— son reiterantes en la obra del artista, además de los sentimientos de soledad y desamor que suelen venir después. Desde un inicio, su sonido podría ser descrito como un R&B un tanto oscuro.
Trilogy, una recopilación de tres mixtapes, es una gran carta de presentación a un artista indudablemente complejo, cuya influencia a la música de esta década es obvia. Kiss Land pasa un poco desapercibida en comparación al álbum que realmente lo lanzó al estrellato global: Beauty Behind the Madness. Este logra intoducirlo a diferentes audiencias, con lo que consiguió ser el álbum más escuchado durante el 2015 —más de 60 millones de reproducciones— y se conviritió en el primer artista masculino en tener tres top spots simultaneos el Billboard Hot R&B Songs chart, al igual que hacerlo merecedor de dos Grammy.
Con Starboy ocurre un pequeño distanciamiento del personaje melancólico que conocemos de obras anteriores hacia uno que abraza su condición de estrella pop, mientras que en My Dear Melancholy, explora territorios más introspectivos, una especie de combinación entre sus primeros trabajos con los más recientes. After Hours regresa a sus inicios: su sonido es un tanto cinemático en el sentido de que envuelve y cuenta la historia de una persona llena de cuestionamientos sin duda recurrentes. Disfrutarlo se siente como atravesar un túnel oscuro que parece interminable y no muestra al sol al final del camino, sino tan solo luces fluorescentes un tanto inquietantes alrededor.
Inicia con Alone Again, en donde se pregunta si podrá estar solo de nuevo. En Hardest To Love no puede creer que lo amaron ni que confiaron en él a pesar de todo, pero es muy tarde. Sin embargo, en Heartless abraza ese estilo de vida destructivo por el que se suele disculpar y alardea sobre todo lo que la fama le ha conseguido. Blinding Lights, el segundo single producido por Max Martin, cuyo trabajo sin duda has escuchado si existes en la sociedad contemporánea, nuevamente confiesa su vulnerabilidad ante la fama y su necesidad de amar a alguien —en este caso, su novia Bella Hadid— para no perderse. Su tercer single, llamado igual que el álbum, es una disculpa final en busca de reconciliación ante errores que comete una y otra vez, regresando al “hombre que una vez fue”.
TONIGHT WE START A BRAIN MELTING PSYCHOTIC CHAPTER LET’S GOOOO pic.twitter.com/khg7QSY02V
— The Weeknd (@theweeknd) November 26, 2019
Al anunciar el primer sencillo, Heartless, Abel describió al álbum como un “capítulo psicótico de fusión cerebral”, el cual vendría a ser el sexto capítulo en su historia. After Hours no decepciona y, a pesar de tocar los mismos temas que suele tocar The Weeknd, lo hace de una manera refrescante sin descuidar el estilo característico de su música. El título describe perfectamente cómo se siente: el momento después de las horas de trabajo, cuando los bares, discotecas y casinos abren sus puertas e invitan a sus visitantes a perderse en la noche.