3xLADRON: Música en el 2019

Por LADRON

Esta oportunidad quisiera aprovecharla, no para acercarme a la música desde su cuantificación como un ranking o por la cantidad de escuchas que haya tenido en mis playlists durante este año que se acaba en dos semanas, sino cómo cada año que pasa, la evolución de la música en nuestras vidas y experiencias es mucho más importante, inhóspito y a veces avasallador.

¿Será que su cualidad abstracta e intangible hace que nuestros universos casi totalitariamente visuales conecten con lo sonoro desde áreas emocionales y sensitivas que no hemos comenzado siquiera a explorar?

Esta selección no la considero “los mejores del 2019”, sino que han sido álbumes que han llegado este año en distintas épocas de mi existencia, y su presencia aquí no tiene una razón mensurable. Es más, hay uno de ellos que había olvidado que existía hasta hace dos semanas en donde me reconecté con él. La conexión con estos discos se origina en territorios distintos como la sorpresa, el encuentro y la expectativa.

Este 3xLADRON está dedicado a 3 álbumes de música que considero vitales durante mi año 2019. Asimismo, quisiera agregar que me gustaría hablar desde un lado compositivo (teniendo en cuenta mis limitaciones, dado que no tengo aún mucho conocimiento de lenguaje musical) y también desde observaciones del proceso creativo de las bandas o solistas.


FIBS x Anna Meredith, la expectativa.

Conocí la música de Anna en el 2016. Había lanzado su primer álbum Varmints (Alimañas) y simplemente quedé hipnotizado con la propuesta de este disco que le valió el premio a Scottish Album of the Year.

La escocesa Meredith se caracteriza por combinar instrumentación clásica –ella es multinstrumentista con un grado en Música de la Universidad de York– con la deconstrucción de sonidos que ofrece el campo de la electrónica experimental.

Anna Meredith

Recuerdo que al escuchar Varmints en mi estudio, o en la calle con mis auriculares, me emocionaba el pluralismo y la diversidad de propuestas que había en un mismo lugar. Claramente su nombre “Alimañas” tiene un toque de cierto, cada canción era una extraña composición narrativamente musical y poéticamente sensible que albergaba una individualidad perfectamente en concordancia con el resto de los tracks.

Cuando en octubre de este año me di con la noticia del lanzamiento de su segundo disco FIBS fue como volver a la vida. La expectativa. Posiblemente porque Octubre fue un mes bastante intenso para mí, me había golpeado un poco el inicio de Escorpio y el mes del Perro. Este Dragón que llevo dentro no se sentía muy cómodo con las circunstancias que vivía. Es bello cuando te das cuenta la importancia que tiene la música en la vida de los seres humanos. Transforma y nutre.

Captura del videoclip de Paramour
Tapa de FIBS x Anna Meredith

A fines de octubre FIBS fue lanzado bajo el sello Moshi Moshi, y fue como volver a encontrarme con Varmints pero en el 2019. Di con el hecho que la diversidad es parte de la propuesta de Meredith. Sawbones es la canción más distópica que se ha hecho en la última década, Inhale, Exhale con “Dices que estás bailando en el fondo. Pero para mí, parece que te estás ahogando” resonó en mí a través de su perfecta vocalización. Calion funciona como una caricia electrónica en transición hacia Killjoy con su técnica vocal de incrustación de interjecciones sonoras, Moonmoons acciona como un letargo oscuro y equilibrado entre un violín clásico y compases electrónicamente producidos, Divining inicia y aniquila con “Este espacio en el que me dejaste. De tirar, empujar y probar mi sentido de mí mismo”. Limpet es un grandioso híbrido entre volver a escuchar Nirvana en su apogeo y una orquestación indie-pop de principios del 2000, Ribbons dialoga con la melancolía que comparten el sonido de la voz de Meredith y los sonidos de una tuba, un contrabajo y un triángulo, Paramour es de esos tracks electrónicos que son infinitos en su composición porque tienen muchísimas capas una sobre otra en armonía y disonancia (les recomiendo ver el videoclip que explica la cantidad de instrumentos vinculados a su realización y el camino sonoro que conllevan) y finalmente Unfurl utiliza nuevamente la voz de Meredith como conector de la instrumentación que nos transporta a un cierre calmo y sutil para un álbum que sólo exuda cambios de rumbo constantes.

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SAVES THE WORLD x Muna, la sorpresa.

En mi adolescencia escuchaba demasiado pop. Pero, ¿qué es demasiado? Demasiado. Recuerdo que de chico amaba hacer coreografías con tracks de Ateens, Christina Aguilera, Britney Spears, BSB, Nsync y demás productos potencialmente empalagosos del mercado musical de ese entonces. No es sino cuando conocí la música electrónica, a mis veintitantos, que dejé un poco olvidada la faceta pop que tanto había caracterizado a mi yo adolescente.

En la última década, el pop, al igual que nosotros, ha evolucionado y es un territorio interesante para descubrir propuestas musicalmente intrigantes, experimentales y conceptuales.

Muna (Imagen: Twitter)

Recuerdo que era Septiembre y había vuelto de un viaje muy bello con mi familia a Europa, y el algoritmo por alguna razón me ofreció escuchar el nuevo álbum SAVES THE WORLD de la banda de synthpop estadounidense Muna. Y fue como inundarme todo el mes de Septiembre –literalmente TODO el mes– en su álbum. Fue tanta la inundación que había olvidado su existencia hasta hace apenas dos semanas cuando reconecté con él.

Intenté darle una oportunidad a su disco del 2017, pero no logré conectar con él. Y es que muchos críticos sostienen que realmente es en este álbum del 2019 bajo el sello RCA que Muna entregó una propuesta fresca, compleja e individual en un género musical que está atiborrado de ofertas.

Tapa de álbum SAVES THE WORLD x Muna

Grow, el primer track de SAVES THE WORLD, en menos de dos minutos te avisa de que va este disco “Quiero crecer, estoy harta de los juegos de fiesta”. Number One Fan empodera con su instrumentación y su estribillo “Me he estado mirando en el espejo, diciendo ‘No me dejes ahora’ y me doy la vuelta como ¡Oh Dios mío, soy tu fan número uno!”. Stayaway te atrapa con sus estrofas casi parecidas a una seguidilla de vivencias relacionables, Who es una gran oda a encontrar el amor a partir de amarse a sí mismo, Navy Blue combina perfectamente la voz como un instrumento más que fluye a lo largo del track. Never comienza como una track más y se va deconstruyendo para terminar constituyéndose como una plétora de sintetizadores, Pink Light comienza la segunda mitad del álbum con un tono más elegiaco y electropop al mismo tiempo. Taken es mi track preferido en este universo constante construido por Muna y se lo adjudico a sus voces casi arrastradas que deambulan y hacen sinergia con la percusión y la guitarra. Hands off aterriza de una manera efectiva su propuesta gracias a su sucesión de staccatos que nos van moviendo hacia la parte final del disco. Good News funciona como un dejavú al pop-rock noventoso gracias a su coro plagado de una misma y efectiva silabación. Memento distorsiona voces y acaricia nuestros corazones y es un excelente track de transición hacia el cierre It´s Gonna Be OK, Baby que finaliza, desde lo que considero un poema más que una canción, y dota de esperanza a la escucha.

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GREY AREA x Little Simz, el encuentro.

Simbiatu ‘Simbi’ Abisola Abiola Ajikawo, mejor conocida como Little Simz es una gran intérprete de hiphop inglesa que gracias a este multitudinariamente ovacionado quinto álbum GREY AREA bajo el sello AGE 101 fue una de las finalistas al gran premio Mercury Prize de la crítica musical inglesa.

Con tan sólo 25 años ya lleva 5 discos en su haber, y produce música desde los 19. ¿Será que el número 5 es un gran y mágico número, o es que necesitó de años y años de casi pasar inadvertida para convertirse en una de las grandes músicas de su generación? No importa cuál haya sido la razón. GREY AREA es una potente pieza musical contemporánea con sus tan solo 35 minutos de duración.

Little Simz (Imagen: NME)

El encuentro con Little Simz fue muy conciso, como su álbum. Recuerdo que era marzo, se estaba yendo el verano y por alguna extraña razón no lograba conectar con ningún disco en lo que llevaba del año 2019. Entonces fue cuando leí una crítica sobre este álbum y dije ¡Veamos! Fue como encontrar una oferta que conectó conmigo dentro un género musical que no suelo escuchar mucho, como es el hiphop.

Creo que el elemento que más me llamó la atención fue la magnífica instrumentación llena de pianos, bajos, violines y otros instrumentos que no asocio directamente al hiphop. Adicional a ello, el disco funciona como un gran track en donde no percibes el final de un track ni el inicio del siguiente. Una característica que realmente valoro también en un álbum musical. Un todo que funciona en conjunción con las partes que lo componen.

Little Simz (Imagen: AWAL)
Tapa del álbum Grey Area x Little Simz

El primer track Offence susurra con vientos, percusión y un beat casi familiar que retrotrae a series de espías de los 70s. Boss comienza intempestivamente con un ‘Stop fucking with my heart’ para ir deconstruyéndose hacia algo más melódico que no abandona el beat anterior, mientras tanto Selfish endulza con sus vocales y Wounds deambula en una retahíla de verdades tales como los grandes versos que acotan “Idolatras a los raperos que hablan de armas. Pero su estilo de vida, nunca vivió eso, nunca hizo eso”. En Venom la rima de Simbi y el violín distorsionado en su ejecución son los mejores amigos en la propuesta musical, 101 FM funciona como una bella sinergia de música oriental de videojuegos hacia territorios de la composición musical contemporánea, Pressure muestra explosivamente ecos sintetizados superpuestos a un piano de cola, Therapy es una mezcla de sonidos electrónicos con rimas oportunistas, Sherbet Sunset se percibe como una magnífica y melodiosa canción que luego es convertida en toda una propuesta góspel y Flowers cierra el disco de modos cuasi jazzísticos, luminosos y llenos de la repetición de un sólo verso en el coro “Un golpe más antes de que mis ojos se cierren” aludiendo a la violencia desde una poética profética.

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